Metamorfosis

Hay muchas formas de hacer una mala portada, desde luego, pero las peores son aquellas que propician una interpretación limitante a la obra. Por ejemplo, tomemos La metamorfosis, de Franz Kafka. Todos conocemos la primera frase ("Cuando despertó, Samsa se había convertido en coleoptero") y el resto de la historia. Pero ¿es realmente un coleóptero -un escarabajo de estiercol según Nabokov- Gregorio Samsa? ¿Debemos tomar esta novela al pie de la letra? Sí, esa es una lectura válida. No, porque esa lectura -Samsa convertido de facto en insecto- le resta ambiguedad a la metáfora que conforma aquel libro. ¿Cómo hacer la portada entonces?

1. Portada errónea

Esta ilustración pretende graficar una escena de la novela: cuando Samsa es encontrado "convertido" en coleóptero por la hermana. Se ve la puerta abriéndose, la luz que se filtra, el horror en los ojillos abiertos del insecto-humano. Un asco de portada. Le quita toda ambiguedad e incluso dramatismo a la transformación. Limita la metáfora compleja que implica el despertar de Samsa a la simple introducción de un elemento imposible, propio de una ficción fantástica: un hombre se convierte en insecto. Eso es todo. Qué pobreza del editor y qué mala lectura del libro por parte del ilustrador. En algunos casos, por cierto, los ilustradores van más allá como en éste caso, donde la sutileza es aún menor. En todo caso, si me empeño en poner un insecto en la carátula, sería bueno poner algo así, más sutil porque no ilustra una escena sino un concepto.


2. Portada acertada

Esta es la portada original, es decir de la primera edición alemana de la novela. Y es un acierto obvio, que implica un editor atento a lo que significa esa obra (a pesar de que Kafka aún no era el autor reconocido que es hoy). También está la puerta abierta -muy importante en la novela, por cierto- pero no se observa a un insecto sino a un hombre, en pijama, muy atormentado. Es decir, el anuncio del terrible despertar en que "cree" convertirse en insecto, o se convierte realmente en uno. El dibujo, por un lado, representa a Samsa asumiendo con pesar su transformación dolorosa, su próxima marginación. Pero por otro, si quieren algo más concreto, aquella cabeza escondida y el pelo revuelto estaría anunciando el instante previo a la transformación (una mente fantástica pensaría que después de ese cuadro Samsa se convertiría en escarabajo, como en una película de Cronemberg). La misma idea, pero en resolución más dramática y exagerada (y por ello mismo no tan buena) se ve en ésta edición. Y también tenemos ésta, que prefiere evitar el tema y se va por las ramas. ¿Una ciudad apacible para ilustrar La Metamorfosis? ¡Qué absurdo!

TYSON

3 comentarios:

neverlandiano dijo...

Un muy buen post, Tyson. La idea de ilustrar un concepto sobre una escena me parece interesante, especialmente en el caso de La metamorfosis. Por otra parte, la portada más dramática es muy buena, al menos para mí.

Quark

Carlos M. Sotomayor dijo...

La primera portada me gusta, por el tratamiento gráfico, pero coincido en que no es la más idónea según la naturaleza de la novela de Kafka. La segunda, por el contarrio, se acerca más a la idea planteada en dicha novela.

Jacinta dijo...

La primera portada me recordó a unos muñequitos (o cartoons) que miraba cuando estaba chiquita, en que una araña peluda y gigante atacaba a un montón de cucarachitas o moscas (no recuerdo ya) que jugaban felices en una cocina que tenía los platos sucios. Como regresión infantil está genial, pero no como portada para Kafka.