Caída libre



Me dio curiosidad saber qué foto, o dibujo, colocarían los editores de la nueva novela de Don DeLillo Falling Man en el libro. Y es que la novela parte de una fotografía muy famosa del 11/S, la de Richard Drew en que retrata a un hombre arrojándose desde el rascacielos Word Trade Center luego del atentado. ¿Se atreverían a poner esa fotografía los editores? Luego descubrí que no, no se atrevieron. Quizá por un tema de derechos, o quizá sólo por buen tino. La cosa es que la carátula, sin ser espectacular, es interesante, y han sabido sortear con elegancia la relación con la foto de Drew. Aparece ese cielo lleno de nubes, con lo que el suceso descrito (la caída de las torres gemelas) es asumido como algo simbólico. Y en especial me gusta la línea vertical, un trazo firme y contundente, que lo mismo nos dice que este “falling man” está cayendo desde una altura considerable, el cielo mismo, o quizá no, quizá más bien asciende disparado como una bala de cañón que rompe con su verticalidad el horizonte de nubes.
Sí, me gusta, muy buena carátula. Muy sugerente.


Un tema que también quería comentar aquí, de manera lateral, es el uso de imágenes de películas para novelas que han sido filmadas. No dudo de que sea un recurso económicamente rentable, pero ¿tiene sentido? Salvo que sea un fotograma excepcional, que tenga cierta autonomía y complejidad en si mismo, no creo que sea interesante poner un fotograma para ilustrar el contenido de una novela. Recorta la imaginación del lector, y subyuga por completo el texto a la versión fílmica cuando ambas correspondencias no deberían establecerse de manera tan directa y unilateral. Muchas veces, además, la fotografía elegida es sólo aquella en la que aparece el actor o actriz principal, muy famosos claro está, con lo que el poder sugestivo de la carátula se reduce a cero. Mejor, en todo caso, que nos digan cuánto gana el actor o la actriz, si recibió un Oscar por su actuación y con quién está saliendo ahora mismo. Así nos llevamos no un libro, ni siquiera una película, sino un pedazo de una vida ajena que quisiéramos que sea nuestra. No, qué mal, pésima idea poner fotogramas. Pero qué bueno es ver que los editores de Falling man tienen un departamento creativo que sí funciona (crucemos los dedos para que los editores en castellano también estén a la altura).