"Lo que vas a encontrar aquí es la estúpida historia de un niño estúpido". Lo mejor que sabe hacer Chuck Palahniuk es crear narradores que dominan el arte de insultarse a ellos mismos. Vincent Mancini, el narrador de Asfixia, se presenta como un auténtico imbécil que no se salva por ser "sentimental" sino que se condena más. Utiliza su pasado de "mierdecilla de niñato engreído" (perdonarán las españoladas de rigor en la traducción) y sus estúpidos sentimientos como bolsas de arena contra las cuales descargar la furia ciega de quien ha intentado ser "duro como una roca" y apenas se reconoce como un ser frágil y esperanzado en el amor. Después de esto, la novela continúa pero cuesta abajo. Algunos capítulos podrían subsistir solos, como cuentos o fragmentos de gran intensidad emocional y buen uso de la oraciones cortas como un ping-pong monologante de quien habla y se contradice de una línea a otra, pero el grueso de la historia es una pura repetición de lo ya dicho, un manoseo descarado de los recursos que funcionaron una vez y se agotaron sin que el autor quisiera darse cuenta de ello. Por ejemplo, uno de los puntos más bajos es el personaje Denny, el amigo del narrador (Vincent); Denny es obviamente un idiota, un subnormal, ¿pero acaso tenías, Vincent, que decirlo cada vez que te refieres a él, era necesario recalcar con esa insistencia la absoluta idiotez de tu mejor amigo, y además añadir a ese cuadro patético toda una parafernalia gráfica que francamente hace extrañar la "delicadeza", la incapacidad de decir "mierda" de narradores de guantes blancos como Javier Marías? Palahniuk es un escritor realmente asqueroso, un pornógrafo de la basura, cosa que en sí misma no me disgustaría para nada si no fuera innecesaria, un derroche estúpido y acumulativo, de acumulación que conduce a una gran nada. Cuando Denny es puesto en el cepo, siempre está rodeado de pollos. Pollos deformes, con tres ojos, cuatro patas y manchas de colores en las plumas, pollos desfigurados por quién sabe qué efectos maléficos de los desechos tóxicos, cuya presencia pretender servir para hacer explícita la degradación del personaje (¿es tan fácil?, me pregunto, y preferiría no responderme). La palabra "pollo" aparece cien veces en la novela, y lo más destacable es que, desde el pollo "uno" hasta el pollo "cien", todos aparecen cagando encima de Denny, bañándolo del excremento "superficial" que es la imagen y el reflejo del excremento "interior" (¿debo entender que Denny está full of shit?). El departamento de diseño de Random House Mondadori logró convertir toda esa mierda acumulada en una carátula. ¿Transformar estos pollos en algo más que contenedores de caca? Dije que lo mejor del libro es la inventiva del narrador para insultarse a sí mismo, pero debí decir: "claro, después de la carátula".
LUDO
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