El cuaderno azul


La noche del oráculo es la penúltima novela de Paul Auster (la última es Brooklyn Follies, que si no me equivoco todavía no está traducida). El diseño del libro convierte al objeto mismo en una analogía del cuaderno azul que aparece dentro de la ficción, aludiendo así al mecanismo de cajas chinas que conecta el mundo ficticio con el real. Acabo de terminar de leerla hace un par de horas y ha pasado lo que ya esperaba. Siempre que empiezo una novela de Auster, trato de adivinar desde las primeras páginas si está presente o no esa cualidad especial, esa atmósfera entre cotidiana y desesperada que lo es todo en novelas como La música del azar y en las tres que componen La trilogía de Nueva York, y que hace de City of glass su mejor novela hasta ahora. Si me piden que explique a qué me refiero, lo más que puedo hacer es bosquejar las líneas de un tema arquetípico: un hombre común y corriente lo deja todo atrás para iniciar una nueva vida orientada por el azar. Cierto que casi todas las novelas de este autor desarrollan una variante de este tema, pero no todas poseen esa cualidad especial, así que finalmente tema y cualidad no pueden ser lo mismo. Estoy hablando de algo más; podría decir que se trata de una conjunción, de un ensamblaje perfecto entre un hombre desesperado, una ciudad laberíntica, una historia apasionante y una tradición profundamente explorada, que incluye siempre los nombres de Hawthorne, Poe, Thoreau, Hammett, etc. Pues bien; empecé Oracle night con los sentidos alertas, esperando descubrir el primer signo que me trasladara al centro del universo austeriano, y lo que descubrí fue una inteligente, pero desapasionada exposición de los elementos que conforman esa conjunción a la que me acabo de referir: el hombre, la ciudad, la historia y la tradición estaban allí, pero de un modo distinto, menos natural si se quiere, como piezas de un rompecabezas cuidadosamente armado para producir una imagen ya conocida por sus lectores. Lo más terrible es que no hay pathos; al final de la novela, un chiquillo drogadicto golpea a la esposa del narrador hasta hacerla abortar, pero la manera en que esta escena ha sido preparada por todo lo anterior me hizo desear que terminaran de matar a la mujer de una vez (y no es sadismo gratuito, lean la novela). Se puede argumentar que Auster conoce a la perfección cada recoveco de su mundo literario, que se ha paseado a oscuras por todas las calles de Brooklyn y Manhattan, y lo que ahora nos ofrece es el mapa de una travesía que concluyó en alguna novela del pasado. Para mí, se ha vuelto previsible. Oracle night es un museo de estrategias exitosas que no añade nada nuevo a la gran obra de Auster. Tampoco hay un distanciamiento, una mirada distinta que vuelva sobre el pasado con ojos críticos. Por eso creo que la penúltima novela de Auster se merece una carátula tan aburrida y previsible como resultan ser sus páginas.

LUDO

10 comentarios:

Aitor Alonso dijo...

Hola
Vistad este blog si os gusta Auster
www.paulauster.blogspot.com
Saludos

neverlandiano dijo...

Muchas gracias por el link, está muy bueno el blog de Auster. Aquí somos seguidores moderados de su obra.

Palimp dijo...

Yo también soy seguidor de su obra, y cuando leí este libro me sentí estafado.
El escritor de la novela no sabe que hacer con su protagonista y Auster tampoco. La peor novela suya que he leído.

neverlandiano dijo...

No estoy de acuerdo con tus opiniones, Ludo. Creo que esta novela aporta muchísimo a la obra de AUSTER, aunque me doy cuenta también de que es una "novela engranaje", es decir, un paso a desnivel que debe producir obras aún más extraordinarias y completamente distintas a las que conocemos de él.
No sé qué calificas de "previsible", pero yo dudo que el hecho de que nada nos sorprenda en la novela (ni siquiera esa escena de los golpes del drogadicto, o el hecho de que las novelas iniciadas no se cierren jamás) no significa que sea "previsible".
Justamente, creo que el paso a desnivel está dado porque por primera vez, Auster ya no quiere que sus personajes se guíen por el azar, sino que se den cuenta de que ese supuesto "azar" es, en realidad, una "contingencia". Por eso quizá se dé una sensación de "previsible" pero no es necesariamente así. Es como decir: "X conoce a Y, se enamoran, se casan" Alguien podría decir, ¡qué argumento más previsible! Y yo le contestaría: no, lo que está en juego en esa historia aparentemente previsible es entender qué leyes inexplicables del azar o de la contingencia son las que conducen una historia de amor hacia la boda.

Es decir, acariciad los detalles.

En cuanto a la novela misma, para mí es conmovedor descubrir que más que un libro es una invocación. Ya no veo aquí al paul auster ambicioso, afrancesado, ansioso, astuto, con ánimo de sorprendernos todo el tiempo y deslumbrarnos con su inteligencia... yo veo aquí un Auster que ya no necesita comprobar nada a nadie a nivel literario, pero sí tiene que comprobrase a sí mismo que el camino recorrido vale la pena, o si fue elegido por él mismo, o si lo puede controlar o no.

Cuando el personaje piensa que escribir un libro es provocar que las cosas sucedan, a mí me desarma y pienso: "cuánto hay que nadar para alcanzar esa orilla".

Y, debo confesar, eso sí que me sorprendió en esta novela. Un juego de palabras: ya se había vuelto previsible que Auster no sea previsible. O para decirlo en tu lenguaje: que Auster decida abandonar sus imprevisibilidad, que se presente desarmado, aparentemente sin trucos, me pareció una experiencia inolvidable (pero estoy seguro de que no volverá a suceder, eso lances solo se pueden hacer una vez)

TYSON

neverlandiano dijo...

Hola, Iván:

Como sabes, el objetivo de este blog no es reseñar libros sino comentar carátulas. El texto que escribí puede parecer una mala reseña y para colmo autoritaria, porque califica, afirma, declara, pero no aporta una sustentación apropiada. Pienso hacer esto último en mi blog pronto, pero por ahora puedo adelantar algunos argumentos para sustentar mi opinión.

Para empezar, te pido que aclares el término “novela engranaje”. Intuyo que te refieres a que La noche del oráculo es una revisión de toda la trayectoria previa de Auster, a tal punto que muchos de sus antiguos libros están contenidos en este. Se trata de una novela que dialoga con la tradición austeriana. Pero no veo hacia qué podría conducir en el futuro, más allá de a otra novela – predecible o impredecible en su contenido – de Paul Auster. Si esta nueva novela será mejor, peor o distinta que La noche del oráculo, ¿cómo saberlo? Creo que La noche del oráculo nos habla del pasado más que del futuro. Y esto no está necesariamente mal (para algunos puede ser una virtud), a menos que estemos hablando de una repetición, de un volver por volver sin aportar nada nuevo.

Después, califico de “previsible” a la primera historia dentro de la historia. Me refiero a la que cuenta Sidney Orr, el escritor, y que tiene como protagonista a Nick, otro escritor. Creo que la historia de Nick (de principio a fin, el viaje a Kansas City, el encuentro con el hombre que acumula guías telefónicas de todo el mundo) es el mito esencial de Auster, que se repite ritualmente de novela en novela pero siempre con variaciones interesantes y nuevas perspectivas sobre la misma materia. Estoy hablando del mito del americano común y corriente que sufre una desgracia (pérdida de familia, separación, enfermedad, accidente, etc.) y se lanza a vagabundear entregado a las leyes del azar, renunciando a la creencia de que puede controlar su propia vida y procurando sobrevivir lo mejor posible a los diversos obstáculos que le va poniendo el destino. Este mito está en las tres novelas de la Trilogía, pero de un modo distinto y especial en cada una. Pues bien, la historia de Nick es “previsible” porque es, sencillamente, la misma historia de siempre: los mismos elementos vueltos a combinar.

Ahora, lo interesante de la novela es algo que no mencioné en el post: no la historia misma, sino todo aquello que la rodea. Me refiero al proceso de creación y a los materiales del escritor. Desde la idea inicial que desencadena todo (una cita de Dashiel Hammett comunicada por un amigo escritor), a la compra de los instrumentos necesarios en la tienda de Chang hasta la recolección de materia prima para convertirla en nudos de la historia. Por ejemplo, el sueño que le cuenta a Sidney su esposa, y que por poco no se convierte en una salida para la prisión de Nick bajo tierra. La descripción de esta atmósfera creativa del escritor, ese espacio entre la información que cosecha del mundo (como un pájaro, Iván) y su propia reformulación de los datos que ha encontrado (cómo toma el departamento de su amigo para que sea el de su personaje, cómo recuerda el encuentro con su esposa para prestarle esa pieza de memoria a su protagonista, etc.), es valiosísima e interesantísima y solo podría haberla hecho – con tal nivel de profundidad y claridad, quiero decir, porque otros intentos también hay – un escritor maduro y en posesión de sus recursos como Auster. Esto sí es necesario reconocerlo y celebrarlo por todo lo alto.

Finalmente, dices que aquí Auster se presenta sin trucos, desarmado, como si quisiera demostrarse a sí mismo que el camino recorrido ha valido la pena. Me gustaría que expliques este punto, porque no entiendo qué has visto en la novela que te haya llevado a pensar semejante cosa. Yo diría que es todo lo contrario. Este es el Auster más técnico (incluso pirotécnico, recuerda esos pies de página que por momentos no se justifican), un verdadero maestro de la forma. Si no me equivoco, es la primera vez que este autor maneja tres planos narrativos en una sola novela (puede ser que lo haya hecho en El palacio de la luna, no tengo tan fresco ese libro). Pero la pericia está allí, perfectamente visible. No es ostentosa, claro, porque si lo fuera sería demasiado visible y no solo lo necesario para poder admirarla. Pero no veo mucha relación entre esto y esas reflexiones que le atribuyes a Auster sobre el valor de la literatura y de haber escrito las novelas que escribió. Veo que tratas de buscar un sentido final a la novela, pero yo creo que es otro. En pocas palabras, ¿de qué nos sirve la literatura ante el azar? ¿Nos prepara la literatura para el futuro? ¿Escribir libros es un refugio anti-aéreo? ¿Se puede leer el futuro en el pasado y demostrar así que hay causas y efectos y no pura arbitrariedad?

Después de escribir todo esto, tengo que hacer una segunda confesión. Hay cosas de esta novela que sí disfruté intensamente. Lo que más me gustó fue ver al escritor caminando por la ciudad mientras en su mente la historia empieza a surgir. Todo lo que pasa en esos momentos –dentro y fuera de la imaginación de Sidney – tiene un valor incalculable para cualquier lector que disfrute las aventuras intelectuales, pero sobre todo para los que también son escritores y pueden comparar y deleitarse descubriéndose retratados infraganti en la figura de Sidney Orr.

LUDO

Raúl Cazal dijo...

Las portadas que he tenido la oportunidad de evaluar de las novelas de Paul Auster son las de la editorial Anagrama. No he visto las originales, es decir, las novelas publicadas en EEUU ni las que aparecen en otras lenguas.

Las carátulas de Anagrama no hay manera de criticarlas. Forman parte de una colección. Allí lo que importa es el título y el autor, la narrativa y las historias.

La noche del oráculo me pareció una muy buena novela. Auster demuestra -y a estas alturas no tiene que demostrarlo después de tener ya una vasta obra- ser un gran escritor con una capacidad de echar un cuento desde la primera línea hasta el final.

Una sola crítica tengo hacia sus novelas, que en la medida en que está llegando a las últimas páginas de la novela el lector se percata que está comenzando otra historia, con una fuerza que uno no entiende por qué lo deja hasta ahí, que podía haber continuado.

Paup dijo...

Vaya, sí que es difícil hablar de Auster.
Por la universidad, leí El Cuaderno Rojo, que no cambió precisamente mi vida, pero ahora estoy dándole otra oportunidad, casualmente, con La Noche del Oráculo. Veremos qué pasa.

Josué Barrera dijo...

¿Qué ha pasado aquí?, ¿por qué no han actualizado?
Saludos.

Dienekes dijo...

Hola. Este comentario no tiene probablemente nada que ver con el tema de las caratulas . . .pero desde hace tiempo he tartado de ver como podia comunicarme con ustedes los de neverland . . . a ver si podiamos unirnos a su selecto grupo de fanaticos de winning eleven . . . un abrazo y checare si en algun momento alguno de ustedes me contesta . . saludos

neverlandiano dijo...

Cuando quieras