El viaje de Pitol

He encontrado dos carátulas de El viaje de Sergio Pitol:


De esta solo puedo decir que en el texto no aparece ninguna locomotora. Sin embargo, el tren es ilustre como medio de transporte literario y se ajusta perfectamente a la naturaleza del viaje de Pitol. Decir que se trata de una travesía "interior" es caer en el lugar común, pues el libro parte de ese supuesto para construir algo más. Aquí debemos pasar a la segunda carátula, que a mi juicio es la mejor:

El último capítulo del libro se llama "Iván, niño ruso". Pitol revive un episodio infantil, cuando otro pequeño recién llegado al pueblo le pregunta por su nombre y él responde así, que se llama Iván, niño ruso. Y es que "por intuición, presiento que mi relación íntima con Rusia se remonta a esa lejana fuente". El viaje a un país lejano, tema central del texto, es la demostración de que uno pertenece al lugar donde nació, sin duda alguna, pero que también es responsable de crear su propia patria y de compartirla con los demás (aquí el sentido de publicar un diario que nació privado). Pitol lo hace a través de la literatura, y esta casa roja vista a la distancia, una pintura de Malévich, muestra el destino del viaje: no lo desconocido sino todo lo contrario.

pd: he publicado una pequeña nota sobre la relación entre el viaje, la literatura y la política en mi blog.

LUDO.

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