Visitadoras

Es muy divertida la anécdota que ocurrió con esta edición de la novela de Mario Vargas Llosa Pantaleón y las visitadoras, editada por Alfaguara. Cuando Alfaguara compró los derechos de todas las obras de Vargas Llosa -en una de las más comentadas jugadas comerciales del mundo editorial español-, empezó a publicar la Biblioteca Vargas Llosa, reeditando títulos que no existían en librerías y en versiones definitivas. Publicó, por ejemplo, un tomo dedicado al teatro de Vargas Llosa, con un enorme hipopótamo en la portada -en alusión a Kathy y el hipopótamo sin duda-, extraña carátula que estoy seguro que le encantó al autor (que tiene a este animal como fetiche). También se publicó una reedición de la novela Pantaleón y las visitadoras. En esta edición, la carátula mostraba a un grupo de mujeres -jóvenes y no tan jóvenes-, voluptuosas (por no decir gordas en algunos casos), en bikini de los años 70, con rasgos que muy bien podrían representar a las mujeres de Iquitos. La mancha de chicas hacía un gesto coqueto -un pase de can-can-, más juguetón que seductor. La verdad es que la carátula era perfecta para la novela que es también juguetona más que sensual, divertida, calurosa, cuyas protagonistas son estas "visitadoras" (prostitutas selváticas según la terminología militar/arrecha de Pantaleón) y que ocurre en la selva peruana. Hasta ahí todo bien. Pero luego de unos años, el sobrino de alguna de las protagonistas (involuntarias) de la carátula vio en una librería de EEUU un ejemplar de la novela y, como gracia, se lo mandó a la tía. ¡La que se armó! Resulta que esa foto no fue cedida por nadie, sino que al parecer un fotógrafo europeo la copió de la original, que estaba colgada de un restaurante de Iquitos según una versión que oí en televisión. Luego, seguro los diseñadores vieron el book del fotógrafo y encontraron la foto aquella y él, pensando en no sé qué, la cedió sin fijarse en el lío que se armaba. Claro, algunas de las aludidas -que ya no viven en Perú, viajaron en los 80 a EEUU- vieron aquí la oportunidad de ganar algún dinero, sobre todo porque en la novela se alude a prostíbulo y la foto "puede prestarse a confusiones". No se trataba de un lío de derecho de autor, pues, sino de "injuria". La editorial quiso arreglar con ellas en numerosas ocasiones, demostrando con eso que no fue hecho a drede, pero según tengo entendido no se llegó a un acuerdo (me imagino a estas mujeres asesoradas por abogados angurrientos). Creo que la carátula ya ha sido retirada (si ven algun ejemplar en venta, aunque sea en la edición de bolsillo, cómprenlo que valdrá algo en unos años) y no sé cómo va judicialmente el lío, pero me imagino que al final no pasó nada. Pero la anécdota vale.

PD: por cierto, creo que en el futuro absolutamente todas las carátulas de Pantaleón y las visitadoras deberían tener a Angie Cepeda, protagonista de la versión fílmica, en primer plano. Ese libro lo tendría en mi mesa de centro, o de noche cuando estoy solo, no en el librero.

TYSON

4 comentarios:

Lino Coria dijo...

Yo acabo de terminar la lectura de Pantaleón y las Visitadoras (justamente ayer). Compré el libro en un Sanborn’s de Polanco en la Ciudad de México. Mi copia tiene la carátula mostrada en este blog. Saludos (llegué aquí vía el azar).

Josué Barrera dijo...

En México, o al menos en mi ciudad, aún está en venta la edición con esa portada.
Gracias por el nombre de la actriz, ahora mismo busco más imágenes de ella.
Voto para que aparezca en la portada de las próximas ediciones.
Saludos.

Carlos M. Sotomayor dijo...

Parece ser unánime. Angie Cepeda merece ilustrar una próxima edición de Pantaleón. Me sumo al petitorio.

Anónimo dijo...

La foto original esta en Contamana no de Iquitos claro esta en la selva peruana, lo digo porque estuve de viaje por Contamana, que es un lugar precioso y bello.